La brucelosis es una enfermedad bacteriana causada por diversas especies de Brucella, que infectan principalmente al ganado vacuno, porcino, caprino y ovino, así como a los perros.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los seres humanos suelen contraer la enfermedad por contacto directo con animales infectados, consumo de productos animales contaminados o inhalación de agentes transmitidos por el aire. La mayoría de los casos se originan por la ingestión de leche o queso no pasteurizados de cabras u ovejas infectadas.
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La brucelosis es una de las zoonosis más extendidas transmitidas por los animales, y en las regiones donde es endémica, la brucelosis humana representa un serio problema para la salud pública. El crecimiento de las industrias ganaderas, la urbanización y la falta de medidas higiénicas en la cría y manipulación de alimentos contribuyen al mantenimiento de la brucelosis como un riesgo para la salud pública.
Los síntomas de la brucelosis suelen ser similares a los de la gripe, como fiebre, debilidad, malestar y pérdida de peso. Sin embargo, la enfermedad puede presentarse en formas atípicas. En muchos casos, los síntomas son leves y pueden no ser considerados para un diagnóstico.
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El periodo de incubación de la enfermedad puede variar considerablemente, oscilando entre una semana y dos meses, aunque normalmente se sitúa entre dos y cuatro semanas.
