
El cáncer de ovario es uno de los tipos de cáncer ginecológico más difíciles de detectar en etapas tempranas. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se registran más de 300 mil nuevos casos en el mundo y cerca de 200 mil muertes asociadas a esta enfermedad. En México, según cifras del Instituto Nacional de Cancerología (INCan), representa la cuarta causa de muerte por cáncer en mujeres.
Síntomas tempranos y poco específicos
Una de las principales razones por las que el cáncer de ovario suele diagnosticarse en etapas avanzadas es que sus síntomas iniciales se confunden fácilmente con molestias digestivas o hormonales comunes. Entre los signos tempranos más frecuentes se encuentran:
Hinchazón o distensión abdominal persistente.
Dolor o presión en la pelvis o el abdomen bajo.
Sensación de saciedad temprana o dificultad para comer.
Cambios en los hábitos intestinales, como estreñimiento.
Necesidad frecuente de orinar.
Fatiga inexplicable o pérdida de peso sin causa aparente.
Estos síntomas pueden parecer menores o intermitentes, pero cuando persisten durante varias semanas o empeoran con el tiempo, se recomienda acudir a una revisión ginecológica.
Factores de riesgo y prevención
El cáncer de ovario puede tener un componente genético. Mujeres con antecedentes familiares de cáncer de mama, ovario o colon tienen mayor riesgo, especialmente si existen mutaciones en los genes BRCA1 o BRCA2. Otros factores de riesgo incluyen la edad superior a los 50 años, la menopausia, el uso prolongado de terapia hormonal y la endometriosis.
Aunque no existen métodos de detección temprana tan efectivos como en otros tipos de cáncer, los especialistas recomiendan realizar controles ginecológicos anuales, especialmente en mujeres con antecedentes familiares o síntomas persistentes. Los estudios de ultrasonido transvaginal y los análisis de sangre para medir el marcador CA-125 pueden ayudar a detectar alteraciones.
Importancia del diagnóstico oportuno
El pronóstico mejora significativamente cuando el cáncer de ovario se diagnostica en fases iniciales. La tasa de supervivencia a cinco años puede superar el 90% en etapas tempranas, pero disminuye drásticamente cuando se detecta tarde.
La doctora Laura Martínez, oncóloga del INCan, enfatiza que “la educación sobre los síntomas y la atención médica oportuna son las herramientas más importantes que tenemos actualmente para enfrentar el cáncer de ovario”.
Conocer los signos tempranos y no ignorar los cambios persistentes en el cuerpo puede marcar la diferencia entre un tratamiento exitoso y un diagnóstico tardío.
