Una inmensa fractura en las profundidades de Siberia está liberando 5.000 toneladas de carbono a la atmósfera cada año y continúa expandiéndose a un ritmo alarmante de un millón de metros cúbicos anuales.
El cráter Batagaika, conocido coloquialmente como la “Puerta del Infierno”, se encuentra en la cordillera Chersky en la República de Sakha, Rusia. Lleva el nombre del río Batagayka, un afluente del río Yana que fluye cerca.
A pesar de su denominación, más que un cráter, es una depresión termokárstica en esta región montañosa. Este lugar se distingue por sus duras condiciones climáticas y vastas extensiones de permafrost, una capa de suelo permanentemente congelado que sustenta gran parte del paisaje ártico.
Más deshielo y más erosión
Según una reciente investigación, el ritmo al que esta enorme depresión está devorando la superficie de la Tierra está creciendo de manera alarmante. Cuando se descubrió por primera vez en la década de 1960, era un pequeño agujero. Sin embargo, con el paso de las décadas, la eliminación de árboles alteró la capa aislante de vegetación que protegía el permafrost del calor del sol. Todo comenzó porque los vehículos y la tala destruyeron la vegetación, y sin esa cubierta aislante, la erosión del suelo arrasó con la capa superior, exponiendo el permafrost a los elementos. Así, la deforestación y el cambio climático han convertido este lugar en una depresión gigante con aspecto de renacuajo de proporciones épicas. Pero esto es solo el comienzo.
Actualmente, mide alrededor de 1 km de largo y 800 metros de ancho en su punto más amplio, y su ritmo de expansión se está acelerando. Se hace más profundo y más ancho cada día que pasa, convirtiéndose en el cráter de permafrost más grande del mundo. La tasa de metano y otros gases de carbono liberados a medida que el cráter se va agrandando ha alcanzado entre 4.000 y 5.000 toneladas por año.
Predicciones alarmantes
Los investigadores han desarrollado un modelo 3D para comprender cómo el permafrost helado ha cedido durante su colapso de décadas, utilizando una amplia gama de datos de diversas fuentes. Este modelo les ha ayudado a mapear y predecir el derretimiento de la estructura geológica subyacente del permafrost para determinar cuánto y qué materiales se están descongelando en su interior y qué es lo que se está liberando.
Específicamente, utilizando sensores remotos de alta resolución mediante satélites y drones, modelos de estructuras geológicas y datos de campo, científicos de diversos institutos de Alemania y Rusia han determinado la pérdida de volumen total del Batagaika.
El deshielo del permafrost libera gases de efecto invernadero como el metano y el dióxido de carbono, que han quedado atrapados en el suelo helado durante milenios. A medida que estos gases escapan a la atmósfera, contribuyen al calentamiento global, creando un circuito de retroalimentación que acelera el deshielo del permafrost. Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, la región de permafrost del norte contiene hasta 1.600 millones de toneladas métricas de carbono orgánico, el doble de lo que hay actualmente en la atmósfera.
El cráter Batagaika es un preocupante recordatorio de la necesidad urgente de intensificar nuestros esfuerzos para combatir el cambio climático.