Hoy, 14 de febrero, se celebra el Miércoles de Ceniza, marcando el inicio de la temporada de Cuaresma, que culminará el próximo 24 de marzo, Domingo de Ramos, en la que los católicos se preparan espiritualmente para conmemorar los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo durante la Semana Santa y la celebración de la Pascua.
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El Miércoles de Ceniza representa un llamado a la conversión para los fieles católicos y es una ceremonia arraigada en el Misal Romano. Durante la misa, se bendice e impone la ceniza en la frente de los creyentes, obtenida a partir de las palmas del Domingo de Ramos del año anterior, que previamente han sido quemadas, rociadas con agua bendita y aromatizadas con incienso para su uso en la ceremonia religiosa.
Esta jornada simbólica recuerda al hombre su naturaleza terrenal, reflejando la enseñanza bíblica de que el ser humano está hecho del polvo de la tierra y eventualmente retornará a ese estado. La imposición de la ceniza, acompañada por la frase “Polvo eres y en polvo te convertirás” o “Conviértete y cree en el Evangelio“, realizada ya sea por un sacerdote o un laico, es un momento de reflexión y humildad para los fieles.
Aunque la imposición de la ceniza no es obligatoria para los católicos, el Miércoles de Ceniza sí marca un día de ayuno y abstinencia, similar al Viernes Santo, para aquellos que tienen entre 18 y 60 años. En este día, se permite una sola comida fuerte. Además, la abstinencia de carne es obligatoria para todos los viernes de Cuaresma, desde los 14 años en adelante.
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El rito del Miércoles de Ceniza consiste en la bendición de las cenizas por parte del sacerdote, seguido de su imposición en la frente de los fieles, con la frase indicada, como recordatorio de la fugacidad de la vida y la importancia de la conversión espiritual.
