Un reciente estudio revela que las restricciones impuestas durante la pandemia de COVID-19 aceleraron el desarrollo cerebral en adolescentes, con un impacto más pronunciado en las chicas. Según la investigación, las adolescentes experimentaron un avance de 4,2 años en su maduración cerebral, mientras que en los chicos fue de 1,4 años.
Aunque ya se conocía que el confinamiento afectó la salud mental de los adolescentes, pocos estudios habían explorado sus efectos directos en el cerebro. La Universidad de Washington realizó esta investigación, publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), concluyendo que el aislamiento social durante la pandemia influyó en el adelgazamiento acelerado de la corteza cerebral, especialmente en las chicas.
Maduración cerebral acelerada
El grosor de la corteza cerebral, la capa externa del cerebro, se adelgaza de manera natural con la edad. Sin embargo, el estrés crónico, como el experimentado durante la pandemia, acelera este proceso, lo que puede aumentar el riesgo de trastornos como la ansiedad y la depresión, problemas más comunes en las adolescentes.
El estudio, que inicialmente comenzó en 2018 como una investigación longitudinal de 160 adolescentes, cambió su enfoque tras el confinamiento, examinando la estructura cerebral antes y después de las restricciones. Los resultados mostraron que las chicas presentaban un adelgazamiento acelerado en 30 regiones del cerebro, mientras que los chicos solo en dos áreas del lóbulo occipital.
Diferencias entre chicos y chicas
La investigadora principal, Patricia Kuhl, señala que esta diferencia en el impacto podría estar relacionada con la manera en que ambos géneros socializan. Las chicas tienden a reunirse para compartir emociones, mientras que los chicos prefieren actividades físicas. La pandemia eliminó muchas de estas interacciones sociales, afectando de manera más significativa a las chicas.
Aunque se espera que la reanudación de las interacciones sociales pueda ralentizar este proceso, no es probable que el grosor de la corteza cerebral se recupere. Aún se requieren más estudios para comprender el impacto a largo plazo de este fenómeno.
Fuente: El Imparcial