De acuerdo con el último estudio del portal alemán de estadística Statista, titulado ‘Evolución del consumo per cápita de frutos secos en España’, publicado el año pasado, los hogares españoles consumieron un promedio de 3.24 kilos de frutos secos por persona. Aunque pueda parecer una cantidad elevada, hay que considerar la gran variedad de frutos secos disponibles, desde almendras hasta nueces, que son conocidas por sus beneficios para la salud, como la reducción del colesterol LDL.
No es sorprendente que su consumo sea alto, dado su sabor delicioso y su textura versátil que complementa numerosos platos. En Aragón, por ejemplo, los frutos secos son un ingrediente esencial en recetas tradicionales como el cardo con almendras.
Entre los frutos secos más apreciados en España se encuentran los pistachos, una excelente fuente de calcio que incluso supera a algunos productos lácteos como la leche y el yogur. En el Día Mundial del Pistacho, es importante recordar sus beneficios, aunque se recomienda una porción moderada, no más de 50 unidades por semana, para aprovechar sus propiedades sin consumir demasiadas calorías. Un puñado de pistachos puede ser una adición saludable y equilibrada a tu dieta diaria.
Además de su contenido en calcio, los pistachos son una notable fuente de hierro, superando a alimentos tradicionalmente ricos en este mineral, como las lentejas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que el 15% de la población mundial sufre de anemia ferropénica, siendo las embarazadas, los ancianos y los niños los más afectados. Incorporar pistachos a la dieta puede ser una excelente manera de aumentar la ingesta de hierro.
Impacto de los pistachos en los riñones No obstante, es crucial tener en cuenta dos minerales presentes en los pistachos que pueden ser problemáticos para quienes padecen enfermedades renales: el potasio y el fósforo. En estos casos, se debe controlar y moderar su consumo, ya que los riñones pueden tener dificultades para eliminar estos minerales.
Solo se debe prestar especial atención a este aspecto si se sufre de enfermedad renal crónica. La Escuela de Pacientes de La Rioja explica en su estudio ‘La alimentación en la enfermedad renal crónica’ que el cuerpo obtiene de los alimentos la energía y los nutrientes necesarios para las actividades diarias, y estos alimentos generan sustancias de desecho que son eliminadas principalmente por los riñones y el tracto digestivo.
Además, los riñones regulan la concentración de sustancias como sodio, potasio, fósforo y agua. Si los riñones no funcionan correctamente, estas sustancias se acumulan y pueden alterar los niveles internos del organismo.