México es conocido mundialmente por su alta actividad sísmica, con numerosos movimientos telúricos que ocurren diariamente, aunque la mayoría son de baja intensidad. Según la Universidad Nacional Autónoma de México y el Servicio Geológico Mexicano, la frecuencia de estos sismos varía según la región del país. Esta actividad se debe a la ubicación de México sobre cinco placas tectónicas activas, lo que contribuye a la constante presencia de temblores.
La influencia del ‘Cinturón de Fuego’ en la actividad sísmica de México
Una de las áreas más propensas a experimentar sismos es la costa del Pacífico de México, que se encuentra en el Cinturón de Fuego, una región famosa por su alta actividad sísmica y volcánica. Esto convierte a los estados de esta zona en los más afectados por temblores fuertes. A nivel global, los países dentro del Cinturón Circumpacífico también experimentan un mayor número de sismos, ya que se encuentran en los puntos de contacto entre las placas tectónicas.
Regiones de mayor actividad sísmica en México
En el caso de México, los estados con mayor frecuencia e intensidad de sismos se ubican en la región del Pacífico. Chiapas, Oaxaca, Jalisco, Guerrero, Michoacán y Colima son las entidades que registran la mayor cantidad de epicentros de sismos. Esto se debe a la interacción constante entre las placas tectónicas de Cocos y Rivera con las de Norteamérica y el Caribe, lo que sitúa al Pacífico mexicano como una zona de alta actividad tectónica.
Impacto en otras regiones del país
Aunque los lugares alejados de la costa del Pacífico tienen una menor probabilidad de experimentar temblores, es importante destacar que los sismos originados en esta región pueden sentirse en áreas lejanas. La Ciudad de México y su área metropolitana son un ejemplo claro de cómo los movimientos sísmicos generados en la costa pueden percibirse con notable intensidad en el centro del país.
