En un revelador hallazgo, se ha encontrado una estrecha relación entre la estructura de las mesetas y la actividad tectónica en el Océano Pacífico, lo que podría arrojar luz sobre los recientes sismos registrados en México.
TE RECOMENDAMOS: ¿Qué es el mutismo selectivo? Un acercamiento a sus causas y síntomas
Durante los últimos meses, México ha experimentado varios sismos, lo que ha llevado a un equipo de geocientíficos de la Universidad de Toronto a investigar la actividad en las placas tectónicas del Océano Pacífico. Sus hallazgos indican un proceso de separación en estas placas.
Según el estudio, las fallas descubiertas en las placas tectónicas son el resultado de fuerzas internas que las empujan hacia el oeste, algunas alcanzando profundidades de miles de metros y longitudes de cientos de kilómetros.
Erkan Gün, investigador en el departamento de ciencias físicas y ambientales de la Universidad de Scarborough, destacó que si bien se sabía que las deformaciones geológicas se producen dentro de las placas continentales lejos de sus límites, no se había documentado que ocurriera lo mismo en las placas oceánicas.
El estudio revela que las placas no son uniformes como se pensaba, mostrando signos de deformación. Este descubrimiento sugiere que un largo proceso de movimiento hacia el oeste a lo largo de millones de años ha refinado nuestra comprensión de la tectónica de placas.
El análisis se centró en cuatro mesetas en el Océano Pacífico occidental: Ontong Java, Shatsky, Hess y Manihiki. Utilizando modelos computacionales avanzados y datos sísmicos de décadas anteriores, se confirmó la existencia de las fallas y su impacto en la estructura de las placas tectónicas.
TE RECOMENDAMOS: Esperanza en la lucha contra el cáncer: las vacunas personalizadas de la Dra. Catherine Wu muestran resultados prometedores
Aunque explorar estas mesetas submarinas y las fallas asociadas sigue siendo un desafío debido a su profundidad en el océano, los científicos esperan realizar expediciones en el futuro para recopilar más datos. Estos esfuerzos podrían conducir a una comprensión más profunda de los procesos tectónicos y, potencialmente, a una mejor predicción y mitigación de los sismos.
