El ejercicio físico es uno de los pilares fundamentales para mantener una buena salud, fortalecer el corazón y mejorar el bienestar general. Sin embargo, cuando se realiza sin preparación, sin descanso o se lleva al límite, puede desencadenar consecuencias graves. Una de las más peligrosas es la rabdomiólisis, una afección médica potencialmente mortal que ocurre cuando el músculo se destruye de forma acelerada.
La rabdomiólisis se produce cuando las fibras musculares se rompen y liberan mioglobina —una proteína que transporta oxígeno dentro del músculo— al torrente sanguíneo. En grandes cantidades, esta sustancia puede obstruir los túbulos renales y causar insuficiencia renal aguda, una condición que requiere atención médica urgente.
Aunque esta enfermedad puede tener distintos orígenes, como traumatismos, infecciones, uso de drogas o ciertos medicamentos, los especialistas señalan que el ejercicio físico intenso es una causa cada vez más común, sobre todo entre personas no acostumbradas al entrenamiento de alta exigencia.
“La rabdomiólisis puede aparecer después de una sola sesión de ejercicio extremo, especialmente si el cuerpo no está preparado para ese esfuerzo o si la persona no se hidrata adecuadamente”, explican médicos del ámbito deportivo.
Síntomas y señales de alerta
Los síntomas más frecuentes incluyen dolor muscular intenso, debilidad, inflamación y una orina de color oscuro, similar al té o a la coca-cola. También pueden presentarse náuseas, fiebre, desorientación o sensación de agotamiento extremo. Ante cualquiera de estos signos, los especialistas recomiendan suspender el ejercicio y acudir de inmediato al médico, ya que la detección temprana mejora notablemente el pronóstico.
Tratamiento y prevención
El tratamiento suele incluir hidratación intravenosa para eliminar la mioglobina del cuerpo y reposo para permitir la recuperación muscular. En los casos más graves, cuando ya existe daño renal, puede ser necesaria la diálisis temporal.
Para prevenir esta condición, los expertos insisten en progresar de manera gradual en los entrenamientos, mantener una hidratación adecuada antes, durante y después del ejercicio, y evitar entrenar en ambientes calurosos o sin descanso suficiente. También recomiendan escuchar al cuerpo y detener la actividad ante el primer signo de malestar o fatiga excesiva.
Aunque mantenerse activo es esencial para la salud física y mental, forzar los límites del cuerpo sin la preparación o supervisión adecuada puede ser contraproducente. La rabdomiólisis es una advertencia sobre los riesgos de llevar el ejercicio al extremo y un recordatorio de que la disciplina y la precaución deben acompañar a cualquier rutina deportiva.
Fuente: informador.mx
