El cuerpo humano es un sistema complejo que puede enfrentar diversas enfermedades, ya sea por factores hereditarios, contagios o hábitos de vida poco saludables. Una de estas enfermedades es el cáncer de tiroides, un tipo de cáncer endocrinológico que, aunque mayoritariamente tratable, requiere atención médica inmediata.
¿Qué es el cáncer de tiroides?
De acuerdo con la Clínica Universidad de Navarra en España, el cáncer de tiroides es el tipo más común de cáncer endocrinológico. Afortunadamente, la mayoría de los tumores tiroideos se pueden tratar con éxito a través de la cirugía. Aunque muchos de estos cánceres no presentan síntomas, el principal indicio suele ser la aparición de un bulto en el cuello.
Tipos de cáncer de tiroides
Según el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, existen cuatro tipos principales de cáncer de tiroides, cada uno con diferentes niveles de malignidad:
- Cáncer de tiroides anaplásico: Es el más agresivo y difícil de curar con los tratamientos actuales.
- Cáncer de tiroides papilar: Es el tipo más común y, en general, tiene un buen pronóstico.
- Cáncer de tiroides folicular: Similar al papilar en términos de pronóstico y tratamiento.
- Cáncer de tiroides medular: Aunque menos común, también se suele curar con los tratamientos disponibles.
Síntomas del cáncer de tiroides
El Instituto Mayo Clinic enumera los siguientes síntomas que pueden indicar la presencia de cáncer de tiroides:
- Bulto en el cuello que se puede palpar a través de la piel.
- Sensación de presión en el cuello, como si los cuellos ajustados de las camisas apretaran demasiado.
- Cambios en la voz.
- Dificultad para tragar.
- Hinchazón de los ganglios linfáticos en el cuello.
- Dolor en el cuello y garganta.
Es crucial consultar a un profesional de la salud si se experimentan estos síntomas.
Factores de riesgo
La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos destaca los siguientes factores que aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de tiroides:
- Sexo femenino: Las mujeres son más propensas a padecer este tipo de cáncer, posiblemente debido a la influencia de la hormona estrógeno.
- Exposición a radiación: Tratamientos de radioterapia en la cabeza y el cuello incrementan el riesgo.
- Síndromes genéticos hereditarios: Condiciones como la neoplasia endocrina múltiple, el cáncer medular de tiroides hereditario, la poliposis adenomatosa familiar y el síndrome de Cowden también elevan el riesgo.
Prevención y atención
La mejor medida es mantenerse alerta a los síntomas y factores de riesgo. Si se presentan señales de alerta, es fundamental consultar de inmediato con un profesional médico para un diagnóstico y tratamiento tempranos.