La festividad del Día de la Candelaria marca el cierre del ciclo de celebraciones que surgen de las festividades navideñas en el calendario católico en nuestro país. La forma peculiar de conmemorarlo implica una provisión de tamales y una visita a la iglesia con representaciones del Niño Jesús vestido para retratar diferentes personajes o situaciones.
Esta celebración está estrechamente ligada al Día de Reyes, ya que quien proporciona los tamales es aquel que descubrió al Niño Jesús dentro de la Rosca de Reyes el 6 de enero, día de la Epifanía.
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Por lo tanto, la persona tuvo casi un mes para prepararse y ofrecer todo lo necesario para la festividad de los tamales. Esta tradición se basa en que, en esta fecha, según el calendario azteca, es la bendición del maíz y se elaboran alimentos con él.
Orígenes del Día de la Candelaria
El Día de la Candelaria es una celebración religiosa de origen sincrético, en la cual las costumbres mesoamericanas se integraron en una celebración de naturaleza monoteísta, en este caso, de la tradición judeo-cristiana.
Su origen se remonta al Antiguo Testamento, donde, de acuerdo con la Ley de Moisés, se insta a los judíos a presentar a sus primogénitos en el templo y a sacrificar, según sus posibilidades, un cordero o un par de palomas blancas. Esto se hacía 40 días después del nacimiento del bebé, cuando se consideraba que la madre había purificado cualquier rastro de sangre del parto, ya que antes de eso se la consideraba impura.
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El Día de la Candelaria en México
La tradición evolucionó y en lugar de llevar una paloma, las mujeres llevaban una vela, y desde entonces, cada 2 de febrero se celebra como el ‘Día de la Candelaria‘. Esta tradición fue adoptada en México y Mesoamérica durante el periodo colonial y se integró en la fiesta Atlcahualo, también conocida como el inicio del mejor período de siembra de maíz; con diversas acciones, rendían homenaje a sus dioses Tláloc y Chachitlicuetl.
