
Un estudio innovador de la Universidad Flinders en Australia ha revelado una sorprendente relación: la exposición a luz brillante por la noche podría incrementar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
La investigación, publicada en la revista “The Lancet Regional Health – Europe”, ofrece datos convincentes que vinculan la luz artificial nocturna con esta enfermedad crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo.
“Descubrimos que la exposición a una luz más brillante por la noche se asociaba a un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2”, afirma el autor principal del estudio, el profesor asociado Andrew Phillips, de la Facultad de Medicina y Salud Pública de la Universidad Flinders.
El estudio, de gran envergadura, analizó los patrones de exposición a la luz de 85.000 personas, recopilando 13 millones de horas de datos mediante sensores de luz que los participantes llevaron en sus muñecas durante una semana.
Tras un seguimiento de nueve años, los resultados revelaron que aquellos que se exponían a mayor luz artificial por la noche tenían un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, independientemente de la cantidad de luz a la que estuvieran expuestos durante el día.
¿Cómo afecta la luz nocturna a nuestro organismo?
La luz artificial nocturna puede alterar nuestro ritmo circadiano, el reloj interno que regula el ciclo sueño-vigilia y otros procesos fisiológicos. Esta alteración puede afectar la secreción de insulina y el metabolismo de la glucosa, dos factores clave en el desarrollo de la diabetes tipo 2.
“Los cambios en la secreción de insulina y el metabolismo de la glucosa causados por la alteración de los ritmos circadianos afectan a la capacidad del organismo para regular los niveles de azúcar en sangre, lo que en última instancia puede conducir al desarrollo de diabetes tipo 2”, explica el profesor Phillips.
Un hallazgo simple con un gran impacto
La diabetes tipo 2, una enfermedad crónica que afecta la forma en que el cuerpo utiliza la insulina, se ha convertido en un problema de salud pública global. Uno de cada 10 adultos la padece y su incidencia está en aumento.
“Nuestros resultados sugieren que reducir la exposición a la luz por la noche y mantener un entorno oscuro durante el sueño puede ser una forma fácil y barata de prevenir o retrasar el desarrollo de la diabetes”, señala el profesor Phillips.
Recomendaciones para un sueño reparador y una salud óptima
El estudio ofrece una recomendación simple pero poderosa: dormir en un ambiente oscuro. Apagar las luces, usar cortinas opacas o evitar dispositivos electrónicos antes de acostarse son medidas sencillas que pueden ayudar a protegernos del riesgo de diabetes tipo 2.
Dormir a oscuras no solo beneficia la salud metabólica, sino que también mejora la calidad del sueño, lo que a su vez se traduce en una mayor energía, mejor estado de ánimo y una función cognitiva más óptima.
En un mundo dominado por la luz artificial, este estudio nos recuerda la importancia de escuchar a nuestro ritmo circadiano y crear un entorno de sueño adecuado para una salud integral. Dormir a oscuras puede ser un pequeño gesto con un gran impacto en nuestro bienestar presente y futuro.