Mediante un comunicado oficial, Yahya Rasul, portavoz de las Fuerzas Armadas de Irak, denunció los ataques perpetrados por Estados Unidos en el país en respuesta a la muerte de tres soldados estadounidenses en Jordania. Advirtió sobre las “consecuencias imprevistas” y las “repercusiones desastrosas” que estos bombardeos podrían tener en Oriente Medio.
El comunicado expresó que tales ataques son considerados una violación flagrante de la soberanía iraquí, socavando los esfuerzos del Gobierno local y representando una amenaza que podría arrastrar a la región hacia consecuencias impredecibles y desastrosas.
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Según el portavoz, los bombardeos impactaron la localidad de Al Qaim y áreas adyacentes a la frontera con Siria, realizados por aviones de combate estadounidenses, lamentando que se produjeran en un momento crucial en el que Irak busca garantizar la estabilidad regional.
Washington anunció haber bombardeado más de 85 objetivos e instalaciones vinculadas a la Guardia Revolucionaria iraní en Irak y Siria como respuesta al ataque que acabó con la vida de tres soldados estadounidenses en una base militar en las áreas fronterizas entre Siria y Jordania el pasado domingo.
Fuentes militares iraquíes informaron a EFE, bajo condición de anonimato, que al menos cinco milicianos proiraníes perdieron la vida y otros tres resultaron heridos en ataques aéreos contra posiciones en Al Qaim del grupo Kataib Hizbulá.
Este grupo, señalado por Estados Unidos como responsable del ataque a sus soldados, forma parte de las milicias proiraníes Resistencia Islámica en Irak, que desde el inicio de la guerra en Gaza ha perpetrado más de 150 ataques contra posiciones estadounidenses en Irak y Siria.
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El Observatorio Sirio de Derechos Humanos reportó que los bombardeos causaron la muerte de 13 milicianos y destruyeron posiciones de grupos armados respaldados por Teherán en la provincia oriental siria de Deir al Zur.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, advirtió que la respuesta ha comenzado y “continuará” según lo determine Washington, subrayando que su país “no busca conflicto en Oriente Medio ni en cualquier otra parte del mundo”, según un comunicado emitido por la Casa Blanca.
