Se ha identificado una conexión causal entre el consumo perjudicial de alcohol y la aparición y evolución de enfermedades infecciosas.
El alcohol, una sustancia psicoactiva con propiedades adictivas, ha sido ampliamente empleado en diversas culturas a lo largo de los siglos. El uso nocivo de esta sustancia acarrea una carga considerable de morbilidad y conlleva repercusiones significativas en términos sociales y económicos.
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Según la información proporcionada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo perjudicial de alcohol no solo afecta a la persona que lo consume, sino que también puede perjudicar a terceros, como familiares, amigos, colegas y personas desconocidas.
El consumo de alcohol se ha identificado como un factor causal en más de 200 enfermedades, lesiones y otros trastornos de la salud. Asociado con el riesgo de desarrollar problemas de salud mental y comportamental, como el alcoholismo, así como enfermedades no transmisibles importantes, incluyendo la cirrosis hepática, algunos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares, según indica la OMS.
Una proporción sustancial de la carga de morbilidad atribuible al consumo de alcohol está relacionada con lesiones intencionales o no intencionales, especialmente aquellas derivadas de accidentes de tránsito, actos violentos y suicidios. Las lesiones mortales vinculadas al consumo de alcohol tienden a ocurrir en grupos de edad más jóvenes.
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Además, se ha establecido una relación causal entre el consumo perjudicial de alcohol y la incidencia y consecuencias de enfermedades infecciosas como la tuberculosis y el VIH/Sida.
Cabe destacar que el consumo de alcohol durante el embarazo puede dar lugar al síndrome alcohólico fetal y generar complicaciones prenatales.