Para que nuestro cuerpo funcione adecuadamente en aspectos como la fisiología, nutrición, metabolismo y sistema inmunitario, la microbiota intestinal humana desempeña un papel crucial. Su desequilibrio se ha asociado con enfermedades como la inflamatoria intestinal, el síndrome del intestino irritable, la obesidad y la atopia.
Recientes investigaciones han revelado que la microbiota intestinal también influye en la regulación de la colitis y el cáncer colorrectal (CCR). Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el CCR es el tercer tipo de cáncer más común y la tercera causa principal de muertes relacionadas con el cáncer en Estados Unidos. Aunque se han identificado múltiples cepas bacterianas de microbiota asociadas al CCR en pacientes, solo un pequeño número de ellas se conoce por su función en la inmunidad protectora contra este tipo de cáncer y la colitis.
Rongfu Wang, profesor adjunto de oncología en el Hospital Houston Methodist, argumenta que el microbioma intestinal ofrece inmunidad protectora contra la colitis y el CCR. Sin embargo, señala que los mecanismos sobre cómo la microbiota contribuye a esta inmunidad aún no están claros.
En un reciente estudio, Wang utilizó la secuenciación metagenómica para identificar varios taxones bacterianos implicados en la enfermedad de Crohn y el desarrollo del cáncer. Se descubrió que la cepa Odoribacter splanchnicus interviene en la inmunidad innata regulando las células T auxiliares.
Wang y su equipo desarrollaron un modelo murino único con ratones deficientes en quinasa 1. Estos ratones, mediante el factor de crecimiento transformante específico de mieloides B (TAK1), resultaron completamente resistentes a la colitis inducida químicamente y al CCR. No obstante, la función precisa de TAK1 en la microbiota, la inflamación y la progresión del cáncer sigue sin ser comprendida. Este modelo sirve como un recurso valioso para entender mejor los mecanismos que impulsan la inmunidad protectora contra el cáncer y el papel de la microbiota.
El estudio confirmó que la microbiota intestinal interactúa con el sistema inmunitario local para regular la activación de células inmunitarias, el daño tisular, la inflamación y el desarrollo del cáncer. Desde una perspectiva terapéutica, Wang explica que la transferencia fecal de microbiota intestinal puede reducir la probabilidad de formación de tumores.
Wang halló que la transferencia de microbiota fecal de ratones con deficiencia en TAK1 específico de mieloides a controles de tipo salvaje resultó en un menor número de tumores. Además, el agotamiento de la microbiota en el modelo murino condujo a la conversión del fenotipo resistente a colitis en un fenotipo sensible.
Actualmente, existe un creciente interés en el potencial del trasplante de microbiota fecal para tratar afecciones como el cáncer, la obesidad y la colitis. “La microbiota se ha convertido en un agente inmunomodulador clave para la inmunoterapia contra el cáncer”, menciona Wang. Se espera que en un futuro próximo se acelere la investigación sobre el potencial terapéutico de la manipulación de la microbiota intestinal.