Avi Loeb es una figura destacada en el campo de la astrofísica, conocido por sus investigaciones y teorías sobre el universo y sus misterios. Una de sus afirmaciones más llamativas es que, aunque la humanidad ha hecho grandes avances en el estudio del cosmos, solo comprendemos el 15% de la materia que lo compone. El 85% restante está hecho de una sustancia conocida como materia oscura, que sigue siendo un enigma para los científicos, ya que no se puede ver ni detectar directamente. La materia oscura no emite ni refleja luz, lo que la hace prácticamente invisible para los métodos de observación tradicionales.
Loeb sostiene que una herramienta clave para investigar estos fenómenos es el estudio de las ondas gravitacionales, las cuales se generan cuando objetos masivos, como los agujeros negros, chocan entre sí. Estas ondas generan una especie de “eco” que los científicos pueden detectar y usar para explorar regiones del universo que antes estaban fuera de su alcance.
Además, Loeb menciona que la gravedad es la fuerza dominante en el universo, y propone que, si existieran masas negativas, sería posible crear una máquina del tiempo. También especula sobre la existencia de más de tres dimensiones, lo que cambiaría radicalmente la relación entre la presión y la densidad de energía en el espacio.
Un concepto fundamental en el trabajo de Loeb es la ecuación de transferencia radiactiva, que describe cómo la luz viaja a través del espacio y los medios. Por ejemplo, aunque el Sol emite rayos X, la luz visible que llega a la Tierra es el resultado de la transformación de esa radiación a lo largo de su viaje desde la superficie solar.
Finalmente, Loeb señala que al observar el universo, cuanto más lejos se mira, más atrás en el tiempo se está observando, hasta llegar a un punto en el que ya no se puede ver nada. Este fenómeno establece un límite cósmico, una barrera natural que nos impide ver más allá del universo temprano.