El ajo ha sido ampliamente aclamado por sus propiedades curativas, pero ¿qué hay del misterioso ajo negro?
El ajo negro es el resultado de un proceso de maduración del ajo blanco que dura de 30 a 40 días, seguido de una técnica de cocción lenta a altas temperaturas, lo que le otorga su distintivo color y aroma.
En los últimos años, este ingrediente ha ganado popularidad gracias a sus supuestos beneficios para la salud. Sin embargo, es crucial considerar tanto sus aspectos positivos como negativos antes de integrarlo en nuestra dieta. Sigue leyendo para explorar más sobre este fascinante alimento.
Beneficios del Ajo Negro para el Organismo
El ajo negro, como cualquier otro alimento o remedio natural, requiere tiempo y paciencia para mostrar sus efectos. Según el Centro de Medicina Neuro Regenerativa de España, posee propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antimicrobianas.
Cada vez es más común encontrarlo en supermercados y suplementos alimenticios. Tras su proceso de cocción, adquiere un sabor más suave, lo que lo hace ideal para incluirlo en diversas recetas, desde arroces hasta pescados.
En cuanto a su contenido nutricional, la Dra. Susana Patricia Miranda Castro, del Laboratorio 4 de Biotecnología de la FES Cuautitlán, resalta los siguientes beneficios:
- Retrasa el envejecimiento celular: Gracias a sus antioxidantes naturales.
- Estimula el sistema inmunológico: Es rico en vitamina C.
- Regula la presión arterial: Contribuye a la salud cardiovascular.
- Posee propiedades antimicrobianas: Ayuda a combatir diversas infecciones.
- Mejora la sensibilidad a la insulina: Beneficioso para la regulación de azúcar en sangre.
Aunque el método más común de consumo es a través de cápsulas, también puedes incluirlo en tus comidas diarias o preparar infusiones.
Consideraciones sobre el Consumo
A pesar de sus amplios beneficios, es crucial moderar su ingesta. Un exceso de ajo negro puede causar molestias digestivas como flatulencias e inflamación estomacal, según la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid.
Además, aquellos en tratamiento anticoagulante deben evitarlo, al igual que aquellos con alergias a sus compuestos.
Para la mayoría, la cantidad recomendada no debe exceder los 2 dientes al día.