Una vez más, la propuesta de reducir la jornada laboral en México de 48 a 40 horas regresa a la agenda política, especialmente después de que la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo fuera interrogada sobre el tema.
Actualmente, no existe una reforma constitucional en el Congreso para disminuir la jornada laboral a 40 horas, y Sheinbaum ya se ha pronunciado a favor de una implementación gradual, además de sugerir un consenso entre empresarios, representantes laborales y autoridades.
México es uno de los países donde se trabaja más horas, aunque esto no se refleja necesariamente en la productividad, que sigue siendo baja.
¿Quién quedaría fuera de los beneficios de la reducción de la jornada laboral?
Una gran parte de los trabajadores en México no está formalmente empleada, lo que significa que, para ellos, una posible nueva disposición no cambiaría su situación laboral.
De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), al 30 de julio de 2023, había registrados 21 millones 887 mil 307 empleos en el país, de los cuales el 86.4% eran permanentes y el 13.6% eventuales.
Por otro lado, datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) revelan que en México existen poco más de 32 millones de personas en la informalidad laboral, lo que equivale al 55.23% de la población ocupada.
Esto significa que, aunque la iniciativa mejora las condiciones laborales y podría aumentar la productividad, más de la mitad de la población ocupada no se vería beneficiada, ya que trabajan en condiciones de informalidad y sin acceso a prestaciones laborales.
De los 22 millones de trabajadores formales en México, serían los únicos que se beneficiarían con la jornada laboral de 40 horas.
En resumen, aunque la reforma representa un avance, tiene sus limitaciones, ya que no afectaría a todo el mercado laboral. La propuesta implicaría cambios en las prestaciones estipuladas en la Ley Federal del Trabajo (LFT) y beneficiaría solo a quienes están en la formalidad.