Las llantas gigantes, las suspensiones de alta resistencia y los sistemas de escape de humo han dejado de ser modificaciones estéticas para vehículos en México y se han convertido en parte de una estrategia de guerra utilizada por los grupos de la delincuencia organizada. Estos vehículos modificados, conocidos como “monstruos”, son utilizados por estos grupos para combatir por el control de plazas y rutas con organizaciones rivales o para enfrentarse a las propias Fuerzas Armadas de México.
En su afán por mejorar su capacidad bélica, los miembros de la delincuencia organizada han llevado a cabo modificaciones sofisticadas en vehículos de uso común, convirtiéndolos en auténticos tanques similares a los utilizados por el propio Ejército mexicano. Estas modificaciones incluyen la instalación de placas de acero de hasta 10 centímetros de grosor, torretas para disparar ametralladoras e incluso lanzagranadas, adaptando camionetas a sus necesidades y estrategias.
Un ejemplo de estos vehículos pixelados con blindaje artesanal fue localizado recientemente en San Fernando. Según información difundida por The New York Times, los modelos de vehículos más utilizados para este fin suelen ser camionetas Ford Lobo y Raptor, así como las Chevrolet Tahoe. El mismo medio sostiene que la modificación básica con placas de acero, realizada por mecánicos en talleres clandestinos, toma un tiempo estimado de entre 60 a 70 días, requiere el trabajo de hasta cinco soldadores y tiene un costo que oscila en los dos millones de pesos.
En términos de estética, los vehículos tipo monstruo suelen llevar impresas en su exterior las siglas de la organización delictiva para la que operan, así como un estampado camuflado que, en ocasiones, resulta complicado de distinguir del que utilizan los vehículos oficiales.
La sofisticación del armamento y las estrategias alcanzadas por los grupos de la delincuencia organizada que operan en Tamaulipas y en el resto del país representan un verdadero reto para las autoridades. Este fenómeno dificulta los esfuerzos de las autoridades por combatirlos y lograr la pacificación de México, así como la tranquilidad de la sociedad civil.