Este jueves 26 de septiembre, hasta el mediodía, se han registrado al menos ocho microsismos en la Ciudad de México, fenómeno que según los expertos, no es nuevo y ha estado ocurriendo durante décadas. Víctor Hugo Espíndola Castro, responsable del Área de Análisis del Servicio Sismológico Nacional (SSN), explica que este tipo de sismos son frecuentes en la ciudad. Solo en 2023, el SSN registró alrededor de 85 microsismos, principalmente en las alcaldías de Álvaro Obregón y Magdalena Contreras.
La razón de estos sismos locales se atribuye a fallas geológicas que se encuentran bajo el suelo de la urbe, a profundidades de entre 500 metros y 2 kilómetros. Delia Iresine Bello Segura, analista del Sismológico Nacional, añade que estos movimientos telúricos no son recientes, ya que la Ciudad de México se encuentra en el centro de la Faja Volcánica Transmexicana, una región tectónica activa.
Desde la década de los 80 se tiene registro de sismos locales en áreas como Mixcoac, aunque en ese tiempo no existía la red de monitoreo sísmico con la que se cuenta hoy. Este avance permite identificar rápidamente el origen de los movimientos, algo que antes no era posible, lo que llevaba a la gente a pensar que provenían de lugares más lejanos.
Fallas geológicas activas en la capital
El Centro de Geociencias de la UNAM ha identificado varias fallas geológicas en la ciudad, entre las que destacan Mixhuca, Santa Catarina, San Lorenzo Tezonco y Copilco. A esto se sumó el descubrimiento en 2024 de una nueva falla llamada Plateros-Mixcoac, ubicada en el poniente de la ciudad. Estas fallas, junto con las ubicadas en otras alcaldías como Álvaro Obregón, Benito Juárez e Iztapalapa, son responsables de los temblores que afectan a la capital.
Estos movimientos, descritos como “jaloneos” que duran apenas una fracción de segundo, seguirán ocurriendo, y es importante aprender a convivir con ellos. Aunque estos microsismos no suelen causar daños graves a la población, pueden afectar la estructura de edificios, sobre todo en una ciudad con muchas construcciones de diferentes alturas y con un problema persistente de autoconstrucción sin regulación.
Aunque un temblor de magnitud cuatro se considera bajo, su impacto puede ser significativo. Cada unidad en la escala de magnitud es 32 veces más intensa que la anterior, por lo que un sismo de esa magnitud podría causar daños considerables. Hasta ahora no se tienen registros de un gran terremoto con epicentro en la Ciudad de México, pero la probabilidad de que ocurra es baja, según Bello Segura.
Finalmente, la experta aclaró que términos como “microsismo”, aunque populares, no existen en la literatura científica. Los términos “sismo, temblor, terremoto” y “movimiento telúrico” son sinónimos y se pueden usar indistintamente. Además, la alerta sísmica solo se activa bajo ciertas condiciones, cuando el sismo supera los 5.5 de magnitud y se origina a más de 100 kilómetros de la ciudad, ya que en eventos cercanos las ondas sísmicas llegan antes que la alerta.