La Universidad Nacional Autónoma de México ha alertado sobre los posibles riesgos para la salud derivados de la presencia del dióxido de titanio (TiO2) en alimentos comunes en México. Esta sustancia, ampliamente utilizada como aditivo en una variedad de productos alimenticios cotidianos, podría estar presente en nuestra dieta diaria sin que seamos conscientes de ello.
El dióxido de titanio es un aditivo que se añade a los alimentos para mejorar características como el color, el sabor y la textura, aunque no aporta ningún valor nutricional, según explicó la académica Yolanda Irasema Chirino López, de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la UNAM.
Entre los alimentos que podrían representar un riesgo para la salud se encuentran las sopas instantáneas, la leche baja en grasas, los sustitutos de crema para café y algunos dulces como mazapanes y huevitos de chocolate. Estos productos, consumidos en exceso, podrían tener efectos adversos en el organismo.
Aunque el dióxido de titanio ha sido aprobado para consumo humano por la FDA de Estados Unidos desde la década de 1960, las preocupaciones han surgido debido a avances en la nanotecnología, que han permitido reducir el tamaño de las partículas de TiO2. Esto significa que ahora puede agregarse en mayores cantidades.
La investigación de Chirino López señala la incertidumbre en torno a la cantidad exacta de TiO2 que se consume y por cuánto tiempo permanece en el cuerpo. Esto plantea la posibilidad de que el dióxido de titanio pueda afectar de manera adversa a personas con condiciones de salud preexistentes, exacerbando sus síntomas, mientras que aquellos con buena salud podrían ser menos susceptibles a sus efectos nocivos.
