Salud

Esperanza para el Alzheimer: descubrimiento de una proteína que podría frenar la enfermedad

Foto: Matthias Zomer

Los estudios sobre la enfermedad cerebral Alzheimer han centrado su atención en la proteína beta amiloide y su relación con la proteína tau. Recientemente, investigadores del Hospital Methodist han descubierto que la interacción entre la proteína beta amiloide y OCIAD1 desempeña un papel fundamental en la neurodegeneración progresiva del Alzheimer.

El Dr. Stephen T.C. Wong, profesor de ciencias de la computación y bioingeniería en radiología del Instituto Académico del Hospital Houston Methodist, señaló que OCIAD1, conocida por sus efectos en la metástasis del cáncer de ovario, también afecta las neuronas y perjudica la sinapsis cerebral, lo que la convierte en un nuevo protagonista en el estudio del Alzheimer.

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Para establecer esta asociación, los investigadores analizaron datos bioinformáticos del tejido cerebral de pacientes con Alzheimer fallecidos y realizaron estudios preclínicos en modelos de ratones. Los análisis computacionales combinados con investigaciones de laboratorio revelaron que OCIAD1 deteriora la función mitocondrial, lo que contribuye a la neurodegeneración en el Alzheimer.

“Aplicamos una estrategia de biología de sistemas para identificar un mecanismo distinto de neurodegeneración en el Alzheimer“, explicó Wong, quien destacó que OCIAD1 afecta a largo plazo la función sináptica y mitocondrial, lo que lleva a daños celulares. Los científicos ahora se centran en investigar si OCIAD1 influye en la interacción entre las proteínas beta amiloide y tau, conocidas por empeorar la enfermedad.

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Este descubrimiento sugiere que OCIAD1 podría usarse como biomarcador para desarrollar terapias más específicas. Además, identificar la acumulación de beta amiloide y su relación con OCIAD1 podría permitir la detección temprana del Alzheimer hasta dos décadas antes de que aparezcan los síntomas.

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El Hospital Methodist destaca la importancia de comprender los factores que contribuyen al declive cognitivo en el Alzheimer, lo que puede impulsar el desarrollo de biomarcadores y terapias innovadoras en la lucha contra esta enfermedad neurodegenerativa.

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