Con el cambio de horario, levantarse puede resultar más desafiante. Los expertos advierten que estos ajustes afectan el sueño y, con ello, el bienestar físico y mental. Sin embargo, la privación de sueño es un problema presente durante todo el año, afectando a muchos adultos en Estados Unidos y con consecuencias serias para la salud cardiovascular, la presión arterial y el sistema inmunológico. A largo plazo, dormir mal puede relacionarse con depresión y otros trastornos mentales. En contraste, un descanso adecuado ayuda a reducir el estrés, mejorar la concentración y fortalecer la inmunidad.
¿Qué tan común es la falta de sueño?
La recomendación general es que los adultos duerman entre siete y nueve horas por noche. Sin embargo, cerca de un tercio de los estadounidenses duerme menos de siete horas, un fenómeno en aumento debido a largas jornadas laborales y el uso prolongado de dispositivos electrónicos, cuya luz azul interfiere con el sueño. Esta luz, similar a la solar, estimula los receptores cerebrales, dificultando el sueño. Según la Dra. Charlene Gamaldo, de la Universidad Johns Hopkins, a medida que aumentamos nuestra conexión a dispositivos, el problema de la privación de sueño se vuelve más serio.
¿Cuándo se considera que alguien sufre de privación de sueño?
Los expertos advierten que la privación de sueño se presenta cuando una persona duerme menos de lo necesario de forma constante. Incluso dormir unos minutos menos de lo adecuado cada noche puede afectar la salud. En el caso de ciertas condiciones médicas, como la apnea del sueño o el insomnio, el problema es aún mayor.
Somnolencia vs. Privación de sueño
Distinguir entre somnolencia temporal y una privación de sueño más severa no siempre es fácil. Si simplemente faltó una noche de sueño, la persona puede sentirse somnolienta y hasta irritada, pero esto suele aliviarse con una buena noche de descanso. Sin embargo, cuando el cansancio persiste, puede haber problemas de concentración, memoria y relaciones personales. Además, la privación crónica puede ocasionar situaciones peligrosas, como quedarse dormido al volante.
Una forma de evaluar si existe privación de sueño es observar cuántas horas se duerme en días sin responsabilidades. Esto da una referencia de cuánto sueño se necesita realmente y si el horario actual está generando cansancio, según el Dr. Eric Olson, especialista en sueño de la Clínica Mayo.
Estrategias para mejorar el sueño
Las soluciones para mejorar el sueño dependen de su causa. Para quienes sufren de insomnio, la terapia cognitivo-conductual ha mostrado buenos resultados, mientras que las personas con apnea podrían beneficiarse del uso de una máquina CPAP y de la actividad física regular. Los expertos desaconsejan el uso frecuente de somníferos de venta libre, ya que enmascaran los problemas en lugar de resolverlos.
Además, las pastillas para dormir deben usarse solo ocasionalmente y bajo supervisión médica, evitando el uso constante de benzodiazepinas o antihistamínicos, que pueden tener efectos adversos. La Dra. Sarah Lou Clever recomienda cambios en el estilo de vida para mejorar el sueño: evitar el uso del celular antes de dormir y optar por actividades relajantes, como la lectura. Además, la meditación y el ejercicio suave pueden contribuir a una mejor calidad de sueño.
La Dra. Clever señala que, aunque es difícil, priorizar el sueño es esencial para gozar de buena salud. Reservar el tiempo adecuado para dormir debería ser un objetivo para todos aquellos que buscan mejorar su bienestar.